PARABOLA: EL MIEDOSITO WILLIAM BRANHAM
- ADORANDO COMO WILLIAM BRANHAM
- 19 sept 2014
- 2 Min. de lectura
Como yo dije el otro día, creo que fue en la iglesia del Hermano Fuller, del
conductor de la bicicleta en Canadá. Bueno, todos ellos pensaron que podían
ganarle a este muchacho, este miedosito. Y él era el único que no podía
conducir sin agarrarse de los manubrios.
Yo estoy contento que me gusta ser uno de los conductores que se agarran
de los manubrios: agarrar ambos lados de la Cruz y decir: ―Nada en mis manos
yo traigo. Permíteme agarrarme de la Cruz, Señor; yo no tengo intelectualidad.
Yo no tengo nada. Permíteme sólo agarrarme aquí, y mirar a lo lejos.‖
Y ellos tenían un tablón para conducir sobre él de doce pulgadas [30.48
centímetros] de ancho, y de una cuadra de largo, para obtener una bicicleta
Schwinn de cien dólares. Todos esos muchachos quienes podían conducir sin
agarrarse, que iban al centro de la ciudad y compraban los comestibles de sus
madres y regresaban sin aun tocar los manubrios, cada uno de ellos empezaron
a mirar. Ellos no estaban acostumbrados a agarrarse de los manubrios, y ellos
se cayeron. Pero este muchachito subió allí, y se agarró de los manubrios, y la
condujo hasta el fin. Ellos le preguntaron, dijeron: ―¿Cómo lo hiciste?‖
Él dijo: ―Aquí es donde Uds. cometieron su error, muchachos. Todos Uds.
son mejores conductores de lo que yo soy, pero Uds. estaban mirando aquí,‖ y
dijo, ―los puso nerviosos ver lo que…estaban tratando de balancearse Uds.
mismos, y se cayeron.‖ Dijo: ―Yo nunca miré aquí en lo absoluto; yo miraba el
final y me mantuve firmen.‖
Eso es lo que debemos hacer. No miren estas cositas ahorita: ―¿Este hizo
esto, o ese hizo eso?‖ Observen el final; sólo manténganse firmes. No se fijen
en lo que está sucediendo ahorita; observen lo que va a suceder allá al tiempo
del fin, cuando vamos a tener que pararnos y—y dar cuenta por nuestras vidas.
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